¿Qué es la dismenorrea?
La dismenorrea es la denominación médica para definir el fuerte dolor menstrual. Existen 2 tipos de dismenorrea: la primaria y la secundaria: cuando no hay ninguna patología en los órganos reproductivos femeninos se denomina dismenorrea primaria, en cambio cuando este dolor está asociado a otra patología diagnosticada previamente, se le denomina dismenorrea secundaria.
La prevalencia de mujeres que la sufren hoy en día se sitúa alrededor del 60% en los países desarrollados, por eso tendemos a pensar que es normal sufrir cada vez que tenemos la menstruación, pero que sea muy común no significa que sea normal, pues en un cuerpo sano la menstruación puede causar molestia, pero no sufrimiento e incluso incapacidad. Es demasiado frecuente que la llegada del periodo tenga un impacto negativo en la vida cotidiana de aquellas que la sufren, causando un deterioro en su actividad académica, laboral, en sus relaciones personales, y en definitiva disminuyendo su potencial como persona y como mujer. Los datos recogidos en la bibliografía actual indican que la dismenorrea primaria es causa de un 10-15% de ausentismo laboral y escolar, y esto supone que es la mayor causa de incapacitación en las mujeres en edad fértil.
¿Por qué duele la regla?
En el inicio de cada ciclo menstrual el útero se va recubriendo poco a poco de un tejido que se llama endometrio. El endometrio consiste una mucosa rica en tejido conjuntivo que posee una elevada cantidad de glándulas y de vasos sanguíneos, y su función es permitir que el óvulo, en caso de que sea fecundado, se implante en el útero y pueda así desarrollarse un embrión viable.
Si no hay implantación de un óvulo en el útero, es decir, si no hay embarazo, este endometrio se desprende para ser eliminado del cuerpo al final del ciclo reproductivo, dando lugar a la menstruación. Cuando esto ocurre, al ser el endometrio un tejido muy vascularizado, junto con el endometrio también eliminamos sangre, dando lugar a la menstruación. Las pequeñas descamaciones que se van produciendo cuando el endometrio se va soltando del útero para ser eliminado, producen una especie de heridas, surgiendo un proceso inflamatorio. Entonces nuestro sistema inmune libera unas sustancias llamadas prostaglandinas, que son mediadoras de la inflamación y que también son responsables de provocar la contracción del músculo liso. Esta inflamación y contracciones musculares causadas por las prostaglandinas son las causantes de los dolores menstruales. Como aclaración, comentar que las prostaglandinas no son malas y el proceso inflamatorio tampoco, simplemente es una respuesta natural de nuestro sistema inmunológico que en este caso permite cerrar las heridas y regenerar los tejidos dañados.
Cuando la menstruación es muy dolorosa, es porque este proceso inflamatorio está desequilibrado, es muy exagerado y nuestro cuerpo no es capaz de resolverlo con eficacia, generando un cuadro de mucho dolor y contracciones fuertes, provocando lo que se denomina dismenorrea primaria. Si este cuadro se repite por mucho tiempo, se puede llegar a producir fibrosis en el endometrio, y acabar mermando fertilidad de la mujer.
¿Cuáles son los factores implicados y como lo podemos resolver?
Existen varios factores implicados en el mecanismo que provoca el dolor menstrual y la excesiva inflamación, y los principales son los siguientes:
- Porcentaje de ácidos grasos provenientes de la dieta: la proporción de los ácidos grasos omega 3:omega 6 que tenemos en el organismo es crucial en los procesos inflamatorios. Especialmente importantes son el EPA y el DHA, de la serie omega 3, y el ácido araquidónico de la serie de los omega 6. El EPA y el DHA provienen principalmente del pescado, y son precursores de las prostaglandinas E1, que tienen una función antiinflamatoria natural en nuestro organismo. El ácido araquidónico, por contra, es precursor de las prostaglandinas E2, que son proinflamatorias, y lo encontramos principalmente en carne y huevos.
- Inflamación sistémica de bajo grado: es una estado de inflamación crónica general del organismo. Ni el paciente ni el médico o terapeuta lo perciben a simple vista, pues este estado no induce ni hinchazón, ni lesiones, ni pérdida de funciones en los tejidos. Se caracteriza por un aumento general de los niveles de las citocinas (proteínas mediadoras de la inflamación) y por una mayor infiltración de macrófagos en el tejido adiposo y del endotelio vascular. Si partimos de un estado base en el que existe un bajo grado de inflamación, cuando se suma a la reacción inflamatoria propia de la menstruación, el proceso inflamatorio es mucho mayor, pudiendo causar dismenorrea primaria. Este escenario es frecuente que se dé cuando existe obesidad, tabaquismo, mala alimentación, sedentarismo, o disbiosis intestinal.
- Desequilibrio hormonal: se ha asociado la dismenorrea primaria con alteraciones en el balance de los estrógenos y la progesterona. Uno de los mecanismos descritos es que el déficit de progesterona en la segunda quincena del ciclo menstrual, que desencadena un descenso de enzimas lisosomales y un exceso de fosfolipasa A2 en el tejido endometrial, lo cual provoca un aumento excesivo de las prostaglandinas antiinflamatorias, con la consecuente respuesta inflamatoria incrementada y el aumento de las contracciones del útero causantes del dolor.
- Intolerancias alimentarias: la existencia de intolerancias no identificadas, como la intolerancia al gluten, o a la lactosa, o a cualquier otro alimento, provoca una inflamación crónica principalmente a nivel intestinal, que puede ser leve o moderada. Si el contacto con estos alimentos es frecuente, la inflamación se extiende a todo el organismo, y cuando se suma a la inflamación propia de la menstruación tenemos como consecuencia una reacción inflamatoria muy elevada.