Pese a que el autismo y el TDAH son trastornos que en la medicina convencional se consideran exclusivamente neurológicos, y se tratan únicamente con medicamentos psiquiátricos, como si el problema estuviese solamente en el cerebro, para obtener mejoras en estos trastornos es necesario entender el organismo como una unidad en la que todos los órganos y sistemas están interrelacionados.
Seguramente ya habrás oído que el intestino es el segundo cerebro, por ende, los problemas en el intestino pueden tener consecuencias en la producción de los neurotransmisores y de esta forma, una alteración en la microbiota intestinal, o una inflamación intestinal persistente, van a afectar de forma negativa a nuestras funciones mentales, nuestras emociones y nuestra conducta.
Además, hoy en día estamos rodeados de abundantes tóxicos ambientales (metales pesados, pesticidas, etc.) que van entrando en nuestro organismo día a día, y muchos de ellos cuando se acumulan en nuestro organismo tienen un efecto neurotóxico (tóxico para las neuronas) pudiendo perjudicar el neurodesarrollo.
La dieta es una parte fundamental en el neurodesarrollo y en los procesos cognitivos, pues la materia prima para que el organismo fabrique neurotransmisores son principalmente los aminoácidos, que provienen de las proteínas; y los cofactores para que esta síntesis se pueda dar son, entre otros las vitaminas y los minerales, así que partir de un buen estado nutricional es necesario para obtener mejoras en estos trastornos.