Cuidar la función de nuestro sistema inmunitario no se consigue solamente con administrar un medicamento, ni con dar unos cuantos suplementos. Es una cuestión mucho más compleja que pasa por un replanteamiento del estilo de vida en el que se deben tener en cuenta los hábitos nutricionales, la calidad del sueño, el nivel de estrés, la salud intestinal, la cantidad de tóxicos ambientales que hay en nuestro organismo, etc. Son los cambios y cuidados que se hacen en el día a día los que marcan la diferencia en el curso de estas enfermedades.
Normalmente se seguirán requiriendo fármacos, puesto que son enfermedades muy complejas, pero podemos reducir la frecuencia de los brotes y las crisis, y disminuir así la cantidad de corticoides o inmunosupresores que necesites.